Tengo unos amigos que me acompañan en las noches solitarias y en las no tan solitarias. Y en la medida en que los he ido conociendo, me he conocido más. Con el tiempo, las cosas toman otros tonos, sabores y sensaciones. A veces vibran, otras brillan, hasta resisten el agua. Es una cosa de descubrirnos y hallarnos compatibles. Son tan insasiables como mi cuerpo y yo. Nunca nos fallan. Estan ahí cuando los necesitamos. Nos dan cariñitos. Quizás al principio no nos fue tan bien... Pero siempre llega el momento en que nos encontramos comprenetrados. 5:23 pm 1 noviembre 2008.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario