lunes, 20 de octubre de 2008

Todo pasa, algo pasajero queda

En la distancia, en las peleas, en el amor, en el recién dejarse hay una tortura para cada cual. Una tortura agridulce en forma de una canción, un nombre que se repite, un lugar, múltiples sueños de noche o en preguntas sobre esa persona-pasado. Sólo me descontrolaba cuando al caminar, me tropezaba contigo... Acaso lo imaginaba. Acaso ya lo tenía conmigo, metido en la piel.

Apenas me monté en su carro me di cuenta de que había algo familiar. Al instante, me acordé de ti, aunque ya no tenía motivos. [Hace un tiempo no hablamos sino a través de mensajes de voz que nos dejamos, fracasando siempre alcanzar el encuentro telefónico.] No pasó un minuto más que noté lo que me pasaba. Sí, era sólo a mí. Ese algo familiar era tu olor. Otra vez sentí tu olor sin ti, pero no eras tú, ni era tu olor. Tenías un olor particular -como dulce- un aroma que me consolaba cuando nos abrazabamos y aspiraba tu piel.

No me dolió tu olor, tu recuerdo. Hoy me lo saboreé y recreé en medio de otra conversación los primeros, los intermedios y los últimos momentos, con todos tus aromas y todos tus sabores, con medias sonrisas y suspiros cortos que supe disimular. Ya te descubro sin sentir tropiezos. New Car Scent.

1:04am 20 octubre 2008.

No hay comentarios.: