martes, 7 de octubre de 2008

Striptease

No puedo pensar en escribir para otros. En satisfacer los deseos que no conozco. Sólo puedo escribir en estas ventanitas presionando mis dedos, no los de alguien más. Soy sólo yo. Rizos, porno, bellaquerías.

Durante el día, me niego a todo el mundo. Leo, escribo propuestas, busco en el internet, imagino viajes.

En mi cama, día o noche, me toco trazando cronologías reales y ficticias: el primero, el bombero que aún no conozco, el hombre que entra a la fuerza a mi casa, mi ciber amor mexicano, la chica del final del pasillo en mi antiguo hospedaje, mi "novio" banquero, el futuro profesor, y así, sucesivamente.

Durante la noche, voy al gimnasio, empiezo a cambiar mi vida, salgo a darme unos tragos con amigos, provoco miradas.

En mi mente creo espacios de libertad, donde la gente no usa palabras basadas en el género y yo puedo ser sin miedos dominante, sumisa, estrella, bisexual... Me veo de espaldas, de rodillas, de negro, con puntillas, con botas, descalza, al aire libre, en una sala oscura.

No puedo pensar en otros. No pulso mi teclado para declararme ante los demás, sino para crear, para hablarme un tanto a escondidas. Sólo puedo ser yo: rizos y fantasías sin orden, fechas y horas para dar cuenta de mi existencia una vez más. Nada me define, nada me reprime. Ni el tiempo que escribo ni mis mentiras/verdades verdades/mentiras.

12:50am 7 octubre 2008.

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