Ya te tuve en mis brazos de nuevo y supe lo rico que eras y lo que faltaba. Esa última vez me faltó algo... que ya tengo a alguien más y es un punto de contraste. Tú me besas mejor, tú me enciendes la mente y me humedeces en menos de un segundo. El me penetra y me enternece. Tú me despiertas el intelecto sexual, el sexo intelectual, el deseo, el deseo, el deseo... que nunca he vuelto a sentir. Me enciendes como aún anhelo que me enciendan y te sufro aunque sé que no eres para mí, ahora.
El me encanta. Es un paraíso. Lo miro desde la cama cuando se levanta a ir al baño. Que rico verlo desnudo, en la luz, irse y regresar a mí. Su cuerpo me derrite y me siento llena cuando está dentro de mi, cuando vuelve a la cama, cuando me besa con ternura. El está aquí.
No sé si me desea como me deseas tú. Tú te vuelves loco en mi presencia, te derrites, me haces desearte, me haces sentir deseada, única, viva. El me tiene en sus brazos y me besa, me abraza y me dice que hay más en la vida que sólo sexo. El me llama, responde mis mensajes.
Yo sé que piensas en mí, si no, no hubiera sido tan sabroso sentirte de nuevo. Sé que me evitas como yo evito pensarte todos los días. Hoy te pienso, ayer te pensé y así, todos los días. Hoy te pienso y me detengo en el momento de desearte, aunque ya se me ha escapado un poco. Hoy tus besos sí me saben levemente a cigarrillo.
30 enero 2011. 1:01am
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