Recuerdo que cuando te veía me arreglaba el pelo, me enderezaba la camisa, me aseguraba de que mis labios se vieran con todo su potencial. Te tiraba miradas coquetas, miradas amistosas, miradas de relajo para cubrir todas las bases. Pasaba por tu cuarto despacio y aspiraba para sentir tu perfume. No pasó una vez que no te saludé, te dije buen provecho, o me aproveché para tirarnos una foto.
No escribí de ti hasta ahora, no me toqué pensando en ti hasta aquella anoche que llegaste de sorpresa a mi cama en medio de otras fantasías, no pensé que te volvería a ver hasta que encontré tu foto en el internet. Ahora hago planes para volver, para ver si era cierto, si era recíproco como imaginaba.
Te imagino arreglándote: ajustándote la ropa interior, enderezando tu camisa, mirando coquetamente, pasándote los dedos por el pelo... En cambio, sí te veo cerrando la puerta de tu cuarto, bajando las escaleras, caminando hacia tu novio, montándote en su vespa y pasando toda la noche con él. Te veo entrando a nuestro hospedaje, sentándote en la mesa del salón mientras yo estoy en el sofá, tomándote una coca cola, como yo, mirándome coqueta, despidiéndote de mí, mirando las escaleras al lado de mi puerta, haciéndome una señal...
2:20am 15 julio 2008.